miércoles, 23 de noviembre de 2016

Vías de escape: "Busca ayuda"

Hace una semana les comentaba a los jóvenes que un sábado, antes de ir a la Iglesia debía hacer dos cosas: sacar la basura e ir a la Verduería. En un brazo tenía la bolsa de basura y pero en mi mente una parte estaba dedicada en organizar un tema para la clase de jóvenes y en otra parte ir muy pequeña era comprar en la verdurería.  Lo gracioso es que en vez de dejar la bolsa de basura en su lugar la llevé conmigo a la verdurería. Me di cuenta cuando estaba llegando y me tuve que devolver. Y me dije: ¡José concéntrate!

Esta anécdota personal ejemplifica la situación que muchas personas están viviendo: cosas por resolver en mente, responsabilidades puntuales que se deben realizar y basura que tirar.

Hoy día muchas cosas están embargando nuestra mente e irrumpiendo nuestra paz que nos impiden ver con claridad cómo estamos andando. Estamos distraídos, ensimismados, agobiados y muchas veces cargando con cosas que no debemos cargar.


¿Dónde hallo una salida a tantas cosas que nos embargan? ¿Cómo salir y mantenerme adelante en un mundo que pretende apagar nuestra fe? ¿Dónde puedo encontrar una fuente que revitalice mi ser cuando siento que no tengo ánimos para seguir adelante? 

La Biblia nos enseña cuáles son las vías de escape que Dios nos ofrece. 
Para reponernos de las adversidades. La primera ruta es: “Busca ayuda”

1.   Busca ayuda en Dios.

Buscamos ayuda cuando nos damos cuenta que solo no podemos.

Recuerdo la anécdota de un niño que estaba jugando al tesoro escondido y se encuentra con una piedra, se propone removerla con sus manos y lo que consigue es lastimarse. En medio de su impotencia llora mientras su padre lo observa y le dice: Creo que no usaste todas tus fuerzas. El niño lo mira desconcertado y el padre le responde: no me llamaste.

Muchas veces somos como niños caprichosos, queriendo remover las piedras que están en nuestros caminos. Pero hay otra realidad, muchas piedras en el camino han sido puestas por Dios para que dependamos y hacernos madurar. 

Buscar ayuda:

1.1      Nos invita a la quietud

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;  Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”. Salmos 46:10 RV60 

No quiere decir que estaremos quietos con nuestras palabras, quiere decir que estemos quietos con nuestras acciones y conductas de modo que no hagamos el papel que le corresponde a Dios.

Esto implica humildad y descanso de espíritu. Lo mejor que podemos hacer en la presencia de Dios es disfrutarla como un niño en los brazos de su padre. Y ver como Él obra en su tiempo.

1.2      Nos conduce a la reflexión

La oración no es un monólogo, es un diálogo. Debemos recordarlo.

 No consiste en sólo hablar, también en guardar silencio y reflexionar escuchando. Dios usa la quietud y la reflexión para hablarnos, para mostrarnos cosas. Esto no sucederá a menos que hagamos silencio.
“Estaré atento y vigilante, como lo está el centinela en su puesto, para ver qué me dice el Señor  y qué respuesta da a mis quejas”. Habacuc 2:1 DHH 

1.3      Nos provee gracia

Concediendo nuestra petición, pero otras veces su respuesta es fortaleza, descanso, socorro, de gozo o toma forma de paz.

"No se preocupen por nada, más bien pídanle al Señor lo que necesiten y agradézcanle siempre." "Verán que Dios les dará su paz, una paz tan grande que va más allá de lo que podemos entender. La paz de Dios controlará todos sus pensamientos y sentimientos porque están unidos a Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7 PDT 

La oración es el recurso más comentado en la cristiandad pero el menos practicado. Busquemos ayuda en Dios y en sus palabras.


2.   Busca ayuda en sus palabras.

 “Entréguense de corazón a cumplir todas las palabras de esta ley que hoy les he expuesto, y vean que sus hijos las cumplan, y ocúpense de cumplirlas. No se trata de palabras sin sentido, sino que se trata de su propia vida”. Deuteronomio 32:46,47ª RVC

Estás palabras fueron dichas por Moisés. Para que los hebreos disfrutaran de las bendiciones de Dios debían atender, obedecer y refugiarse en sus palabras. 

Las palabras que vienen de Dios:

2.1      Confrontan cuando algo anda mal

Ellas son como la prueba de sangre que indica si algo está bien o está mal. Son como un escáner que muestra realmente las realidades del hombre.

El creer que estamos bien no nos garantiza que lo estemos y por eso es necesario el examen por una razón lógica.

  Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La Palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos. Hebreos 4:12 BLS 

Quien debe dinero muchas veces evita que le cobren por dos razones: no tiene para pagar o no tiene interés. Así sucede muchas veces con los que se mantienen lejos de la palabra, la evitan porque no quieren ser confrontados.

En estos tiempos es importante abrir nuestro corazón para las demandas de Dios, para que Dios nos confronte diciendo: ¡En esa dirección no lograrás nada!

2.2      Estimulan cuando has perdido la esperanza.

Recuerdo que cuando niño me daba temor leer el libro de apocalipsis. Pero ahora que lo conozco, me doy cuenta que es uno de los libros enfocado en dar esperanza a los cristianos.

“De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza”. Romanos 15:4 NVI 

En mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida. Salmo 119:50 RVC

Las palabras de Dios son fuente de vida, fe, esperanza, libertad, guía, sabiduría, consuelo, seguridad y victoria sobre nuestro enemigo más grande


2.3      Te Dirigen cuando no sabes a donde ir.

No hay nada mejor para alguien que viaja usar un GPS. De esa misma forma, la palabra de Dios nos da la dirección correcta.

"Los mandamientos del Señor son buenos, le muestran a la gente el camino correcto a seguir." Salmo 19:8b PDT 

3.    Busca ayuda en su Iglesia
Con este último punto quisiera considerar un principio bíblico.

Recuerda el día de descanso y considéralo un día santo. Seis días a la semana trabajarás, pero el séptimo día es de descanso, dedicado al Señor tu Dios. Éxodo 20:8 PDT

En este capítulo Dios expresa lo que conocemos como los diez mandamientos, y el cuarto mandamiento hace énfasis en el Shabbat (día de reposo, dedicado al Señor)

Este fue un mandamiento mal interpretado por los fariseos. Pero luego Jesús le aclaro el verdadero sentido cuando dijo:

 “El día de descanso se hizo para beneficio de la gente, no la gente para beneficio del día de descanso".  Marcos 2:27  PDT
Su propósito era el beneficio del hombre: Descanso. Compartir familiar. Dedicación a Dios y su ley. Participación en la sinagoga

Hay beneficios en observar y vivir los diez mandamientos. Para los cristianos nuestro día de reposo es el domingo, y debe ser considerado como un día especial. Este principio ya estaba antes del mandamiento.

“Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido.  Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora”. Génesis 2:2-3 NVI

Dios reposó, lo bendijo y santificó.  Lo del descanso está claro, y todos dicen amén.  ¿Pero el hecho de santificarlo a que se refiere?

3.1      Aparta el momento
A través de la comunión cristiana que nos demanda la Biblia.

La Iglesia de Cristo es uno de los más grandes recursos que Dios nos dejó para ayudarnos. La Iglesia no son paredes, son personas como tú y como yo que comparten la misma fe y que se necesitan unas a otras.

“Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca”. Hebreos 10:25 NTV

3.2      Dedícate.

Dedícate a dar dentro de la Iglesia. Dar gloria a Dios y a bendecir a tus hermanos. Pero también dedícate a recibir de Dios y de los hermanos.

“Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración”. Hechos 2:42 NTV

3.3      Disfruta.

Sabemos que todo lo que Dios hace es para su gloria, pero también lo que Dios hace es para el deleite de sus hijos.

“Me da gusto que me digan: « ¡Vamos al templo de Dios!»” Salmo 122:1 BLS 
“Qué bueno y qué agradable es cuando el pueblo de Dios se reúne en armonía”. Salmo 133:1 PDT


La Biblia dice: “pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”.

Quizás sientes que estás nadando en contra de la corriente y tus fuerzas disminuyen. Tal vez te sientes solo en un mar de circunstancias que te están hundiendo. Ya no tienes fuerzas, te embarga la desesperación. Utilizaste todos tus recursos y sientes como si el mundo se detuviera para observar tu descenso.

Pero espera… Recuerda que ¡hay ayuda!, hay un Dios atento a tu necesidad y dispuesto a intervenir. Clama a ÉL.

Recuerda, ¡hay ayuda!, tienes sus palabras como el aliciente perfecto para renovar tu vida.


Recuerda, ¡hay ayuda! tienes una familia llamada Iglesia para apoyarte, acompañarte.