Hace una semana les comentaba a los jóvenes que un sábado, antes de ir a la Iglesia debía hacer dos cosas: sacar la basura e ir
a la Verduería. En un brazo tenía la bolsa de basura y pero en mi mente una
parte estaba dedicada en organizar un tema para la clase de jóvenes y en
otra parte ir muy pequeña era comprar en la verdurería. Lo gracioso es que en vez de dejar la bolsa
de basura en su lugar la llevé conmigo a la verdurería. Me di cuenta cuando
estaba llegando y me tuve que devolver. Y me dije: ¡José concéntrate!
Esta anécdota personal ejemplifica
la situación que muchas personas están viviendo: cosas por resolver en mente,
responsabilidades puntuales que se deben realizar y basura que tirar.
Hoy día muchas cosas están embargando
nuestra mente e irrumpiendo nuestra paz que nos impiden ver con claridad cómo
estamos andando. Estamos distraídos, ensimismados, agobiados y muchas veces
cargando con cosas que no debemos cargar.
¿Dónde
hallo una salida a tantas cosas que nos embargan? ¿Cómo salir y mantenerme
adelante en un mundo que pretende apagar nuestra fe? ¿Dónde puedo encontrar una
fuente que revitalice mi ser cuando siento que no tengo ánimos para seguir
adelante?
La Biblia nos enseña cuáles son las vías de
escape que Dios nos ofrece.
Para reponernos de las adversidades. La primera ruta es: “Busca ayuda”
1.
Busca ayuda en Dios.
Buscamos
ayuda cuando nos damos cuenta que solo no podemos.
Recuerdo
la anécdota de un niño que estaba jugando al tesoro
escondido y se encuentra con una piedra, se propone removerla con sus manos y
lo que consigue es lastimarse. En medio de su impotencia llora mientras su
padre lo observa y le dice: Creo que no usaste todas tus fuerzas. El niño lo
mira desconcertado y el padre le responde: no me llamaste.
Muchas veces somos como niños caprichosos, queriendo
remover las piedras que están en nuestros caminos. Pero hay otra realidad,
muchas piedras en el camino han sido puestas por Dios para que dependamos y
hacernos madurar.
Buscar ayuda:
1.1
Nos invita a la quietud
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido
seré en la tierra”. Salmos 46:10 RV60
No quiere decir que
estaremos quietos con nuestras palabras, quiere decir que estemos quietos con
nuestras acciones y conductas de modo que no hagamos el papel que le
corresponde a Dios.
Esto implica
humildad y descanso de espíritu. Lo mejor que podemos hacer en la presencia de
Dios es disfrutarla como un niño en los brazos de su padre. Y ver como Él obra
en su tiempo.
1.2
Nos conduce a la reflexión
La oración no es un
monólogo, es un diálogo. Debemos recordarlo.
No consiste en sólo hablar, también en guardar
silencio y reflexionar escuchando. Dios usa la quietud y la reflexión para
hablarnos, para mostrarnos cosas. Esto no sucederá a menos que hagamos
silencio.
“Estaré atento y vigilante, como lo está el centinela en
su puesto, para ver qué me dice el Señor
y qué respuesta da a mis quejas”.
Habacuc 2:1 DHH
1.3
Nos provee gracia
Concediendo nuestra
petición, pero otras veces su respuesta es fortaleza, descanso, socorro, de
gozo o toma forma de paz.
"No se preocupen por nada, más bien pídanle al
Señor lo que necesiten y agradézcanle siempre." "Verán que Dios les
dará su paz, una paz tan grande que va más allá de lo que podemos entender. La
paz de Dios controlará todos sus pensamientos y sentimientos porque están
unidos a Cristo Jesús. Filipenses
4:6-7 PDT
La oración es el
recurso más comentado en la cristiandad pero el menos practicado. Busquemos ayuda en Dios y en sus palabras.
2.
Busca ayuda en sus palabras.
“Entréguense de corazón a cumplir todas las
palabras de esta ley que hoy les he expuesto, y vean que sus hijos las cumplan,
y ocúpense de cumplirlas. No se trata de palabras sin sentido, sino que se
trata de su propia vida”. Deuteronomio
32:46,47ª RVC
Estás palabras
fueron dichas por Moisés. Para que los hebreos disfrutaran de las
bendiciones de Dios debían atender, obedecer y refugiarse en sus palabras.
Las palabras que vienen de Dios:
2.1
Confrontan cuando
algo anda mal
Ellas son como la prueba de sangre que indica si algo
está bien o está mal. Son como un escáner que muestra realmente las realidades
del hombre.
El creer que estamos
bien no nos garantiza que lo estemos y por eso es necesario el examen por una
razón lógica.
Cada palabra que
Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La Palabra de Dios es más cortante que
una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí
examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos. Hebreos 4:12 BLS
Quien debe dinero
muchas veces evita que le cobren por dos razones: no tiene para pagar o no
tiene interés. Así sucede muchas veces con los que se mantienen lejos de la
palabra, la evitan porque no quieren ser confrontados.
En estos tiempos es
importante abrir nuestro corazón para las demandas de Dios, para que Dios nos
confronte diciendo: ¡En esa dirección no lograrás nada!
2.2
Estimulan cuando
has perdido la esperanza.
Recuerdo que cuando
niño me daba temor leer el libro de apocalipsis. Pero ahora que lo conozco, me
doy cuenta que es uno de los libros enfocado en dar esperanza a los
cristianos.
“De
hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin
de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra
esperanza”. Romanos 15:4 NVI
En
mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida. Salmo 119:50 RVC
Las palabras de Dios
son fuente de vida, fe, esperanza, libertad, guía, sabiduría, consuelo,
seguridad y victoria sobre nuestro enemigo más grande
2.3
Te Dirigen cuando
no sabes a donde ir.
No hay nada mejor para
alguien que viaja usar un GPS. De esa misma forma, la palabra de Dios nos da la
dirección correcta.
"Los mandamientos del Señor son buenos,
le muestran a la gente el camino correcto a seguir." Salmo 19:8b PDT
3.
Busca ayuda en su Iglesia
Con este último punto quisiera
considerar un principio bíblico.
Recuerda el día de descanso y considéralo un día santo.
Seis días a la semana trabajarás, pero el séptimo día es de descanso, dedicado
al Señor tu Dios. Éxodo 20:8 PDT
En este capítulo
Dios expresa lo que conocemos como los diez mandamientos, y el cuarto mandamiento
hace énfasis en el Shabbat (día de reposo, dedicado al Señor)
Este fue un
mandamiento mal interpretado por los fariseos. Pero luego Jesús le aclaro el
verdadero sentido cuando dijo:
“El día de descanso se hizo para beneficio de
la gente, no la gente para beneficio del día de descanso". Marcos
2:27 PDT
Su propósito era el beneficio del
hombre: Descanso. Compartir familiar.
Dedicación a Dios y su ley. Participación en la sinagoga
Hay beneficios en observar y vivir los
diez mandamientos. Para los cristianos nuestro día de reposo es el domingo, y
debe ser considerado como un día especial. Este principio ya estaba antes del
mandamiento.
“Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había
terminado la obra que había emprendido. Dios
bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su
obra creadora”. Génesis 2:2-3 NVI
Dios
reposó, lo bendijo y santificó. Lo del descanso está claro, y todos dicen amén. ¿Pero el hecho de santificarlo a que se
refiere?
3.1
Aparta el momento
A través de la comunión cristiana que
nos demanda la Biblia.
La Iglesia de Cristo
es uno de los más grandes recursos que Dios nos dejó para ayudarnos. La Iglesia
no son paredes, son personas como tú y como yo que comparten la misma fe y que
se necesitan unas a otras.
“Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos,
sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se
acerca”. Hebreos 10:25 NTV
3.2
Dedícate.
Dedícate a dar
dentro de la Iglesia. Dar gloria a Dios y a bendecir a tus hermanos. Pero
también dedícate a recibir de Dios y de los hermanos.
“Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de
los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas
(entre ellas la Cena del Señor), y a la oración”. Hechos 2:42 NTV
3.3
Disfruta.
Sabemos que todo lo
que Dios hace es para su gloria, pero también lo que Dios hace es para el
deleite de sus hijos.
“Me da gusto que me digan: « ¡Vamos al templo de Dios!»” Salmo 122:1 BLS
“Qué
bueno y qué agradable es cuando el pueblo de Dios se reúne en armonía”. Salmo 133:1 PDT
La Biblia dice: “pero ¡ay del solo! que
cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”.
Quizás sientes que estás nadando en contra
de la corriente y tus fuerzas disminuyen. Tal vez te sientes solo en un mar de
circunstancias que te están hundiendo. Ya no tienes fuerzas, te embarga la
desesperación. Utilizaste todos tus recursos y sientes como si el mundo se
detuviera para observar tu descenso.
Pero espera… Recuerda que ¡hay ayuda!, hay
un Dios atento a tu necesidad y dispuesto a intervenir. Clama a ÉL.
Recuerda, ¡hay ayuda!, tienes sus palabras
como el aliciente perfecto para renovar tu vida.
Recuerda, ¡hay ayuda! tienes una familia
llamada Iglesia para apoyarte, acompañarte.
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