“Todos lo sienten, pocos lo saben manejar”
Años atrás, un circo bien conocido desarrolló
un acto que incluía tigres de bengala. El acto se hacía en vivo delante de una
gran audiencia. Una noche, el entrenador entró en la jaula con varios tigres y
la puerta era cerrada de forma rutinaria detrás de él. Las luces inundaban la
jaula y las cámaras de televisión se acercaban para que la audiencia pudiera
ver cada detalle mientras él con habilidad ponía a los tigres en el ritmo
adecuado. En medio de la actuación, pasó lo peor: las luces se apagaron. Por
casi treinta largos segundos, el entrenador estuvo encerrado con los tigres en
la oscuridad. Con su visión nocturna superior, los tigres podían verlo, pero él
no los veía a ellos. Él sobrevivió. Cuando regresaron las luces, con calma
terminó su actuación.
Cuando le preguntaron al entrenador cómo se
sintió, él admitió sentir un frío temor al principio, pero luego dijo: “Sólo
continué sonando mi látigo y hablándoles hasta que las luces regresaron. Ellos
nunca supieron que yo no les podía ver tan bien como ellos me veían a mí.”
El temor es un enemigo universal que debemos
desenmascarar. El temor
camina un paso atrás de nosotros buscando la oportunidad de controlarnos. Como
jóvenes estamos propensos a experimentar miedo y a pasar por valles de temores.
Sólo venciéndolos y superando pruebas podremos llegar a ser lo que Dios quiere
que seamos.
Podemos ver entonces, que los temores son
episodios naturales que estamos propensos a experimentar. Un episodio es un
hecho natural, puntual y separado que forma parte de un todo. Así como la vida
del ser humano tiene sus diferentes etapas como la niñez, pubertad,
adolescencia, juventud, adultez, vejez y
ancianidad, dentro de la juventud hay episodios (ciertos temores) que todo joven ha pasado, está atravesando
o pasará en algún momento.
Los temores se producen cuando
nuestras necesidades más básicas están siendo amenazadas, ya que el temor es
una reacción ante una circunstancia adversa.
En
adolescente. (Miedo al rechazo). Son
más dados a sufrir este tipo de miedos, pues en esa época les dan mucha
prioridad a los amigos. El miedo al rechazo surge de la necesidad de
aprobación. Quieren formar parte de un grupo o desean ser aceptado por una
determinada persona. Esa necesidad se convierte muchas veces en una obsesión y cuando
no pueden manejar la situación pareciera como si se les acabara el mundo. Lo
que más motiva al adolescente, lo que más disfruta es estar con los amigos, y
la valoración de éstos influye mucho, así que busca incesantemente su
aprobación siendo esto su principal recompensa y estímulo.
Particularidades
del adolescente.
§
Encajar
en la sociedad: Quieren pertenecer.
§
Vulnerables
a la presión de grupo: Esto a como resultado la toma de malas decisiones.
Morales, emocionales, físicas y espirituales.
§
Le
preocupa su aspecto físico, entre otras cosas.
“Jamás he ocultado mi pecado, como el
común de la gente, ni he mantenido mi culpa en secreto, por miedo al qué
dirán. Por miedo al desprecio de mis
parientes”. Job 31:33-34.
Vemos aquí a Job
describiendo el común de las personas y, es esconder su pecado, su debilidad, su culpa junto
a sus realidades por temor al rechazo, al qué dirán. Muchas veces nos negamos a
exponernos delante de los demás por miedo a ser rechazados. Lo mismo sucede con
los adolescentes, tienen temor al rechazo y por esa razón tratan de ocultar los
puntos que ellos consideran como débiles o vergonzosos. Para ellos, esta
realidad es una carga que no saben manejar, pero que deben dejarla en manos de Dios para que sea Él quien
los dirija, aligerando sus cargas y enseñándoles cómo disfrutar de manera ideal
sus vidas.
Los adultos también pueden experimentar este tipo de
temor. ¿Cuántas personas se esfuerzan para
ser exitosos en algún área evitando así ser rechazados por las personas que
aman? Esto se debe a que aprendieron erróneamente que alguien a quien le va
bien y es exitoso será visto con buenos ojos y respetado. Otra pregunta que
pudiéramos hacernos es: ¿Cuántas veces hemos hecho cosas para quedar bien con
los demás, por temor a su reacción y para sentirnos valorados? ¿Cuántas veces
hemos dicho “sí” cuando en realidad decimos dentro de nosotros un profundo “no”?
¿Qué cosas has alcanzado para buscar de alguna forma la aceptación? Posiblemente
hay muchas conductas que el hombre tiene por temor al rechazo.
En el Joven se ha identificado el miedo a la
inestabilidad. A esta edad el joven ya es independiente en algunas áreas.
Posiblemente está graduado o por graduarse, incluso, puede que esté iniciando
sus posgrado, otros, ya están trabajando y preparándose para el mañana. Saben
que el mundo que les espera es bastante exigente y por esa razón son exigentes
con ellos mismos. Piensan en producir. El joven empieza a dar frutos pero no
suficiente sombra. Tienen planes, piensan en adquirir y lograr cosas por su propio esfuerzo y dedicación. Buscan independizarse
(en
algunos casos) y de
esa manera llegar a una estabilidad económica. Piensan en que si serán capaces
de sobrevivir por sí solos, siendo capaces de mantener un estatus apropiado de
vida.
Qué tranquilizante saber que en la palabra de Dios podemos encontrar el aliento
que necesitamos y el combustible ideal para seguir adelante. Jesús nos invita a
no preocuparnos por la vida con todos
sus matices, ya que él sabía que la tendencia es preocuparnos mucho. “Por eso les digo: No se
preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se
vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la
ropa?” Mateo 6:25. Mientras coloquemos nuestra confianza en Dios, lo
tengamos en primer lugar glorificándolo con nuestra vida y siendo personas
responsables con lo que Dios ha puesto en nuestras manos para administrar, sea
una familia, un trabajo o estudio él nos bendecirá y abrirá puertas para que
veamos que premia a quienes le son fieles.
El joven adulto. Sigue dando frutos y ya tiene una copa frondosa para dar buena sombra. Una de las preguntas que se podría hacerse un
joven adulto es que si será capaz de dar la suficiente sombra y provisión a su
familia. Las tareas propias de esta edad tienen que ver con el mundo social
(pareja, trabajo, hijos, etc.)
Particularidades
de esta edad
§
Miedo
a la Inseguridad. Desea seguridad. Buscan
estabilidad laboral, para el futuro de su familia.
§
Piensan
en la situación de su país y cómo enfrentarla.
Otra de las particularidades propias
de esta edad que inconscientemente buscan proteger, prevenir y mantener en el
mejor estado a su familia. Pienso que lo mismo pudo sucederle a Job. Tenía sus
hijos y velaba por su bienestar físico y espiritual, a tal punto que los
presentaba delante de Dios evitando así un mal para sus hijos. “Una vez terminado el ciclo de los
banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy de mañana
ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez mis hijos
hayan pecado y maldecido en
su corazón a Dios.» Para Job ésta era una costumbre cotidiana”. Job 1:5.
Por lo que hemos visto, cada persona
tiene un temor con que lidiar, pero tienen la capacidad de identificarlos y
enfrentarlos con la ayuda de Dios. Algunas personas quizás tienen años luchando
con algún temor en particular, y sin darse cuenta se han acostumbrado a ello,
de manera que piensan que no podrán hacer nada para liberarse de esos temores.
Pero Dios en su palabra no enseña a cómo enfrentarlos y conquistarlos por la
fe.
Lo temores
se enfrentan creyéndole a Dios Una cosa es creer en Dios y otra es creerle a
Dios. Creerle a Dios es confiar absolutamente en Dios. Recordemos lo que dijo el salmista “Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza”. Salmo 56:3
¿Por qué
colocar la confianza en Dios? El
salmista sabía que Dios es capaz de librarlo de las dificultades que estuviera
pasando, también sabía que era necesario pasar por momentos de tensión para que
su fe fuera probada. Él sabía que Dios en medio de las fuertes tensiones de la
vida Dios es capaz producir paz en el corazón turbado. Colocamos nuestra
confianza en Dios porque creemos que es suficiente para enfrentar los temores. “Aun
si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta”. Salmo
23:4
·
Cuando le creemos a Dios Damos lugar a su intervención. Dejamos que Dios trate con nosotros
internamente, en nuestro corazón, en nuestra mente, en nuestro ser interior,
capacitándonos para enfrentar los miedos de la mejor manera. No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios cambie su
vida con una nueva manera de pensar. Así podrán saber lo que Dios quiere para
ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él. Romanos 12:2
PDT
Cuando
el apóstol Pablo habla del modelo de este mundo se refería a la forma de vivir y ver la vida de una persona que no tiene a Cristo. Alguien que no tiene a
Dios es esclavo del miedo. También hay cristianos que no le creen totalmente a
Dios y por esa razón no han dejado que Dios obre de manera absoluta en su vida porque
tienen arraigado dentro de sí ideas o pensamientos de personas incrédulas. Lo
que quiero destacar acá es que las personas que le cree a Dios, decide no vivir
según el modelo o la forma de este mundo, renuncia a esa antigua manera de ver
las cosas y le abre paso al obrar de Dios en su vida. De esa forma veremos las cosas de forma
diferente, a la manera de Dios.
Sabremos cual es el plan de Dios para nuestra vida y que él se goza con los que
le aman. “Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto
es, a los que conforme a su propósito
son llamados”. Romanos 8:28 RV60
·
Cuando
le creemos a Dios entenderemos que nos capacita para sobreponernos al miedo.
“Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro,
para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en
todo, mas no angustiados; en apuros,
mas no desesperados; perseguidos,
mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos; 2 Corintios 4:7-9
·
Cuando
le creemos a Dios respondemos ante el miedo de manera distinta.
Cuando le creemos a Dios, le estamos
dando la oportunidad de que él intervenga a nuestro favor, empezando a ver las
cosas a la manera de Dios, y no
solamente eso, sino que nuestra respuesta antes las dificultades y los miedos
serán al estilo de Dios, conforme a su voluntad, la que es buena, agradable y
perfecta.
Quien teme al rechazo al creerle a Dios y a su palabra entenderá que su
vida tiene valor y significado no por lo que puedan decir los demás de él sino
por lo que Dios dice, no permite que
nadie lo defina como persona porque sabe que su vida es definida por Dios,
entiende que es un ser valioso, amado, aceptado y no tiene que hacer nada para
agradar a las personas, porque sabe que es amado por Dios, eso sí le da valor a
la vida. “Pero tenemos este tesoro en vasos de
barro, para que la excelencia del poder
sea de Dios, y no de nosotros, 2 Corintios 4:7.
Quien
teme a la inestabilidad. Al creerle a Dios y a su palabra sabrá
manejar todas sus ansiedades y miedos. Encomendará su causa a quien tiene el
poder de hacer abundantemente todas las cosas. Dios traerá paz y recompensa. El
Apóstol Pablo en su vida misionera supo qué era depender de Dios. “Así
que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene
en Cristo Jesús”. Filipenses 4:19
Quien teme a la inseguridad. Al creerle a Dios y a su palabra estará seguro y no tendrá temor de malas noticias como dice el
Salmo 112:7 porque su corazón está
firme, confiado en Jehová. Cuando siente el peso apremiante del miedo, se
enfocará aún más en agradar a su Dios y contribuir en su obra porque ha
entendido que cuando se ocupa de las cosas de Dios, Dios se ocupará de las
suyas. Quien teme a la
inseguridad ha entendido que no
debe preocuparse sino ocuparse. “Más bien,
busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por
lo tanto, no se angustien por el
mañana, el cual tendrá sus propios
afanes. Cada día tiene ya sus problemas”. Mateo 6:33-34
Abraham venció el temor a lo
desconocido saliendo de su tierra y dejando su familia para seguir a Dios. Moisés
se sobrepuso a su complejo y al temor al rechazo. David se superó el temor de sus enemigos. El profeta Habacuc
se sobrepuso al temor de la escases diciendo “Aunque los campos no produzcan
alimentos, con todo y eso yo me alegraré en Dios, mi libertador. ¿Qué tenían en
común estos hombres? “Le creían a Dios”.
Si
quieres superar los temores quiero alertarte a que posiblemente vengan
situaciones desagradables que tocarán esas áreas que te llevan a sentirte
atemorizado. Tal vez sentirás que es más complicado de lo que pensaste, pero
quiero animarte a que no desistas, a que sigas creyendo. Si la Biblia registra
365 veces la palabras “no temas”, quiere decir que Dios todos los días te dice
no tengas temor yo estoy contigo. Háblate a ti mismo, predícate a ti mismo, que
el temor no sea más grande que tu deseo de superación. Si te cansas, descansa
en Dios, si te caes, el Señor te levantará, si lloras por esos sentimientos
fatigosos, Dios secará tus lágrimas. Si te sientes inseguro, Dios te dice yo
estoy contigo. Solo queda decir como dijo el Salmista David: “Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré
mal alguno porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento”.
Salmo 23:4
No hay comentarios:
Publicar un comentario