viernes, 31 de mayo de 2013

¿Qué no hará contigo?

“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los principales de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo Israel.”.
 Mateo 2:6

Es interesante es observar detalladamente esta profecía anunciada por el profeta Miqueas hace cientos de años haciendo referencia a la venida del salvador prometido. En pocas palabras: “Aunque eres pequeña sin embargo de ti me saldrá el que será Señor en Israel” Esta declaración profética nos enseña una gran verdad. De un pueblo pequeñito e insignificante vendría lo más valioso que Dios tenía, su hijo amado como salvador de este mundo.
Por un momento te invito a que observes con más detalle y con más profundidad este cuadro. Dios desde el inicio se ha querido glorificar y para mostrar su grandeza y amor ha usado lo más pequeño, insignificante. Ha comenzado desde cero y desde allí inició la creación, lo que tú y yo conocemos como el universo el mundo y todos sus alrededores. Piensa en esta declaración: “Dios hace de la nada maravillas”.  Lo hizo con dos ancianos, que por cierto, ya pasaditos de edad les dio la bendición de tener un hijo. Lo hizo con un jovencito que solo sabía lanzar piedras, derribando un gigante armado. Como también lo hizo con una viuda que tenía  unas vasijas prestada y un poco de aceite , multiplicando el aceite y al venderlas pagar las deudas que le había dejado su esposo antes de morir.
Para colmo vemos que Dios envía a su hijo a nacer en un pequeño pueblo, que por cierto, el más insignificante, con un familia humilde y en un pesebre. ¿Qué nos enseña esto? Dios usa lo poco que tenemos e incluso lo que no tenemos para mostrar su gloria a través de nosotros.
¿De dónde viene la luz de la luna? ¿Sabías su luz es sólo el reflejo del sol en ella? Así mismo sucede con nosotros, aunque no tenemos luz propia, reflejamos el resplandor de Dios en nuestras vidas. Dios quiere usarnos para mostrar a otros su gloria, él no busca en nosotros la perfección para usarnos, al contrario, él busca nuestra imperfección para utilizarnos y mostrarnos que se trata de él y no de nosotros.
Quizás eres uno de aquellos que se limita porque consideras que no tienes la suficiente madera para algunas áreas, o que no tienes las cualidades o el carácter adecuado para emprender cosas para Dios, recuerda: “Dios no usa modelos perfectos él perfecciona a sus hijos. Dios quiere usarte a ti,  sí,  a ti y no hay razón para estar paralizado e impedir que Dios obre a través de tu vida. Se como la luna, posiciónate en la voluntad de Dios déjate dirigir y verás cómo lo reflejaras a Él.

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